
Para inaugurar oficialmente el año
académico de la Escuela de Sociología de la Universidad Central, en
primer lugar, hizo uso de la palabra su Director, el profesor Luis
Gajardo, indicando que no era posible inaugurar el año académico sin
referirse a las movilizaciones sociales ocurridas en Chile durante el
último año. En su presentación destacó que “la masividad de las
movilizaciones y la adhesión ciudadana a las demandas no se observaban
en Chile desde fines de la década de los 80’s cuando la población
protestaba por el pronto retorno a la democracia”. Del mismo modo,
puntualizó que “la indignación frente a la paradoja del alto crecimiento
económico acompañado de creciente desigualdad en el acceso a la
educación hunde sus raíces en la lucha por los derechos humanos, la
emergencia de los derechos ciudadanos y la ineficacia del sistema
político para responder a las demandas sociales”
Gajardo destacó, en el ámbito interno de la Escuela, que el proceso de autoevaluación para la acreditación de la carrera sigue su curso y que en el más breve plazo se citará a toda la comunidad académica a un evento para dar cuenta pública de los avances del proceso y de lo que falta por hacer.
El Dr. Gil, por su parte, contextualizó
ampliamente la evolución de los niveles de cobertura de educación básica
y media en Chile desde los años 60’s en adelante, luego destacó las
diferencias que se aprecian en la PSU al egreso de los alumnos de la
cuarto medio según dependencia administrativa del establecimiento y
relató la experiencia desarrollada por la Universidad de Santiago de
Chile que, mediante la dictación de un propedéutico incorpora a los
mejores estudiantes de colegios vulnerables. Estos alumnos son eximidos
de dar la PSU, son ingresados al bachillerato y , finalmente, son
derivados a las distintas carreras de la universidad. Los resultados
muestran que los alumnos ingresados mediante este sistema presentan
mayores tasas de aprobación de asignaturas y menores tiempos de
titulación.
El profesor Gil concluyó que la PSU es
un indicador insuficiente para determinar las competencias que se
requieren para lograr un buen desempeño en la universidad y que una
medida adecuada para suplir las carencias del sistema sería incorporar
el ranking de rendimiento por colegio a la batería de selección y a las
ayudas estudiantiles. En su opinión, el talento se encuentra igualmente
repartido en todos los sectores de nuestra población y no es privilegio
de unos pocos.